Ojalá esa emoción que sentimos el mes del mundial
se pudiera prolongar todos los meses y todos los años.
Que veamos a otro argentino como un hermano sin importar sus elecciones de vida.
Que todos
nuestros esfuerzos y nuestra pasión estén puestos en el objetivo de lograr el
país que soñamos.
Imaginemos,
quizás un día se haga realidad.
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